rodeando a su presa,
rodeándome.
Los tigres muestran los dientes,
un relámpago de luna destella sobre el marfil.
Los tigres con ojos rojos
que hielan mi propia sangre.
Tigres en mis pupilas dilatadas.
Tigres hambrientos de mi miedo.
Un círculo de fuego me defiende,
una cruz de sal me salva.
Paredes de azul se alzan.
Entonces, el dragón cruza los cielos
escupiendo lluvia;
llorando su condena a no poder existir.
Un milagro invertido,
un Apocalipsis que siembra vida.
La historia contada al revés.
El ritual se repite.
Otro hombre empieza.
Las voces celebran, advierten el mañana.
Una danza que nace.
La muerte del carnaval.
El peligro pasa y la paz vuelve...el silencio
